La escucha activa y la empatía son claves para mejroar la comunicación en el talento sénior en las empresas.
Estar oyendo no significa estar escuchando y mucho menos, estar procesando ni comprendiendo la información que nuestro interlocutor o nuestra interlocutora nos está trasladando. Sin ello, tampoco resulta fácil empatizar, y a partir de aquí, el conflicto está servido.
Parece además que esta falta de conexión en lo que a comunicación se refiere, se agrava entre compañeros y compañeras de trabajo de diferentes generaciones.
El talento sénior siente que su opinión no cuenta, que no se le escucha o incluso que no se respetan sus aportaciones y reacciona de manera impulsiva o se aísla poco a poco.
Escucha activa y empatía, primer eslabón de la cadena
Hace unas semanas, desde este blog, Fundación Selectiva publicó un post que incluía propuestas prácticas para prevenir el Edadismo en las empresas, medidas encaminadas a sentar las bases para eliminar creencias y romper malos hábitos, promoviendo iniciativas que fomenten la diversidad y la no exclusión de los y las mayores de 45 años en las empresas.
Hoy a mí me gustaría poner el foco en la escucha activa y la empatía, como ejes centrales y claves para mejorar la comunicación con el talento sénior en las empresas.
Considero que es aquí donde está la llave que abre las puertas a todo lo demás, la casilla de salida, el primer eslabón de la cadena.
Y es que, cuando se está presente, con atención plena, cuando se practica una absoluta y sincera escucha activa, la empatía llega sola, porque forma parte de ella.
Y cuando de verdad conseguimos empatizar, no desde lo que pensamos o sentimos nosotros y nosotras, sino desde lo que piensa y siente la persona que tenemos en frente, somos capaces de ponernos verdaderamente en sus zapatos, por lo que el respeto y la tolerancia emergen e iluminan ese intercambio comunicativo.
Evidentemente, son competencias emocionales interpersonales cuyo entrenamiento es básico para todas las personas, no sólo en su entorno laboral, sino en cualquiera que requiera una interacción.
Las organizaciones se enfrentan al reto de seguir incluyendo e impulsando propuestas encaminadas a gestionar mejor a su capital humano.
Y para ello, aprender y entrenar a sus plantillas en competencias emocionales, se convierte, a día de hoy, casi en un deber, para seguir siendo competitivas y atractivas.
El talento sénior es y será un valor en alza, por todo lo que es, por todo lo que ha sido y ha hecho y por todo lo que pueden aportar.
Ventajas de escuchar activamente y empatizar con el talento sénior
No existen nada más que ventajas para un entorno laboral, cuando se fomenta la pluralidad y la diversidad, del tipo que sea en los equipos.
Permitir que el talento sénior siga teniendo su espacio para poder expresarse con libertad, además de condenar cualquier conducta que incite a lo contrario, no es más que el derecho de unos y el deber de otros.
En dicho caso, el único compromiso de la empresa es facilitar ese contexto. Por tanto, algunas de las ventajas de escuchar activamente y empatizar con el talento sénior serían las siguientes:
- Mejor clima laboral y trabajo en equipo
Cuando se entrena y se practica la escucha activa entre todos los y las integrantes de una organización, absolutamente todos, sin ningún tipo de distinción, mejora el clima laboral y también el trabajo en equipo.
- Más opciones e incremento de la creatividad
Al escuchar lo que el talento sénior tiene que decir, se amplían las opciones y se potencia la creatividad, porque la visión es diferente, ni mejor ni peor, una más. Cualquier lluvia de ideas se enriquece porque puede que hayan vivido una situación similar anteriormente.
- Mayor objetividad y justicia
Por lo general, la pluralidad de puntos de vista, no sólo plantea un abanico de opciones variadas, sino que, por el hecho de serlas, también se gana en objetividad y como consecuencia, se equilibra el debate.
- El respeto está presente
Sentirse escuchado o escuchada es una gran muestra de respeto. Eso nos pasa a todos y todas sin importar la edad que tengas. Simplemente hazte esta pregunta y responde con sinceridad. ¿Qué sientes o qué has sentido cuando necesitabas contarle algo importante a alguien y esa persona te interrumpía, miraba el móvil o cambiaba enseguida de tema de conversación?
- Mejora la autoestima
Somos seres sociales y es por ello que todos y todas necesitamos sentirnos integrados, integradas y aceptados, aceptadas. De ello depende en parte la salud de nuestra autoestima. Favorecer la escucha activa y la empatía del talento sénior dentro de las empresas, mejora su autoestima.
- Se enriquece el aprendizaje y se incrementa la efectividad
Cuando todo el equipo se siente integrado, abre su mente y mantiene una actitud de verdadera escucha, la colaboración fluye, así como el intercambio de información. Como consecuencia, todos y todas aprenden de todos y todas, se optimizan procesos, generando más y mejor efectividad y productividad.
Daniel Goleman en su libro “La Inteligencia Social” dice que: “La escucha verdadera, me obliga a sintonizar con sus sentimientos, permitiéndole expresar lo que tenga que decir, de un modo tal que la conversación sigue el rumbo que ambos decidimos. Y cuando este tipo de escucha se da en ambas direcciones, se establece un auténtico diálogo en el que los y las participantes adaptan sus comentarios a lo que el otro siente y dice”
¿Por qué nos cuesta tanto escuchar?
Escucha activa y empatía, primer eslabón de la cadena
Como vemos, el simple gesto de escuchar no genera más que ventajas, al mejorar notablemente la comunicación y la interacción, y sin embargo, sigue siendo uno de los retos más importantes del ser humano, pero entonces: ¿Por qué nos cuesta tanto escuchar?
- A nivel cerebral, estamos programados y programadas para hablar. Según demuestran diversos estudios científicos, obtenemos mayor Placer cuando hablamos que cuando escuchamos.
- Queremos ser interesantes porque buscamos aprobación y aceptación constante del otro.
- Dejamos de oír la voz interior, esa con la que nos da miedo enfrentarnos, esa a la que también nos aterra escuchar.
- Centramos la atención en ganar la discusión y estamos pensando en lo que vamos a decir. Cuando el otro o la otra habla, normalmente nos focalizamos en nuestra réplica, más que en dar continuidad al tema de conversación.
Entonces, ¿cómo entrenamos una buena escucha activa para mejorar nuestra empatía?
Según lo que hemos visto, la escucha activa y la empatía, siendo dos de las habilidades de comunicación más importantes, requieren que hagamos un esfuerzo consciente y que las entrenemos de manera voluntaria. Requieren que reprogramemos nuestro cerebro.
Si prestamos verdadera y sincera atención a la otra persona, nos resultará mucho más fácil empatizar, conseguiremos mejorar nuestra comunicación, porque nuestro interlocutor o nuestra interlocutora se sentirá comprendido o comprendida y libre.
A la empatía se llega cuando consigues comunicarte la otra persona desde lo profundo, con actitud sincera de escucharla, de entenderla, de sintonizar con ella pero sin contagiarse con su emoción, aunque no sea necesario ni opinar igual, ni estar de acuerdo.
De esta manera, si las empresas se mentalizan e incluyen medidas que favorezcan el entrenamiento de estas habilidades, también eliminarán una creencia limitante. Esa creencia de que los o las sénior son más conflictivos o conflictivas.
Los conflictos no tienen que ver tampoco con la edad, sino que, en su gran mayoría, surgen a partir de malos entendidos por el deficiente manejo de estas y otras herramientas de comunicación.
Decía Aristóteles en su Ética a Nicómaco: “Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”.
Si nos aficionamos y nos entrenamos en ellas, generaremos confianza, seguridad y cercanía, y mi pregunta es. ¿A quién no le interesa provocar esto en los demás?
Para terminar, me gustaría regalaros 15 recomendaciones para entrenar nuestra escucha activa, válidas para el talento sénior, válidas para el talento en general, válidas para todos y todas, porque todos y todas somos personas. Espero que las pongáis en práctica.
Recomencaciones para entrenar nuestra escucha activa
- No juzgues, la escucha activa simplemente está ahí para abrirse a la otra persona desde la aceptación.
- No des consejos si no te los están pidiendo. Deja que te cuenten.
- No interrumpas ni termines sus frases, porque esa actitud coarta la espontaneidad de la otra persona.
- Haz referencia a detalles de lo que haya dicho, porque eso le reconfortará y hará que confíe directamente en ti.
- Redirige la conversación sutilmente si ves que se pierde el foco, y hazlo recuperando algo en lo que esa persona haya destacado.
- Reformula y parafrasea, cogiendo exactamente algunas de las palabras que haya dicho, utilizando el mismo lenguaje e incluso la misma jerga. Es una herramienta estupenda para mimetizarte y conectar con su frecuencia.
- Comparte y refleja emociones, porque desde ahí se genera un vínculo más sólido.
- Pide más información y pregunta, porque demostrarás tu interés.
- Haz preguntas abiertas, ya que, posibilitarás un diálogo más rico.
- Utiliza lenguaje de refuerzo positivo y mantén una postura corporal abierta, y así favorecerás la interacción.
- Respeta los silencios. No pretendas llenarlos con palabras. Entrénate para no sentirte incómodo con ellos, ya que el silencio también comunica.
- Mantén el contacto visual, para demostrar que sigues ahí.
- Sin que sea forzado, intenta sonreír de vez en cuando, porque la sonrisa siempre acerca.
- Conserva una postura corporal receptiva. Tu comunicación no verbal también ha de estar en actitud de escucha activa.
- Fomenta tu atención plena. En ese momento estás ahí, haciendo eso y sólo eso, escuchando a esa persona y nada es más importante.
2 Comentarios
Excelente artículo.
Muchas gracias, José. Nos encanta leer que te ha gustado este artículo de Mayte.
Un saludo,
Fundación Selectiva